Tengo un Yorkshire Terrier de casi cuatro años. A pesar de la fama de porculeros, ladradores y nerviosos que tienen estos perros, el mio es un amor. De bueno es tonto, no es ladrador, es muy tranquilo, y está muy acostumbrado a los niños ya que mis sobrinos ya le han hecho las mil y una perrerias. Por eso no estabamos muy preocupados con la reacción que pudiera tener el perro al llegar el bebé a casa.
Antes de llegar a casa le dimos a mi suegra, que nos cuidó al perro durante esos días, algo de ropa usada del bebé (y meada), para el que perro la pudiera oler.
Una vez llegados a casa, el 31 de Diciembre (me acordaré toda la vida), mi santo se fué a buscar al perro a casa de la suegra. Y cuando llegó mi santo con el perro, nos quedamos expectantes por saber cual era su reacción. Y casi nos da un ataque.
El perro se puso nerviosisimo, estresadisimo, respirando con la boca abierta como si estuvieramos en plena ola de calor agostera. Iba de aqui para alla, gimoteaba, quería ver lo que había en la minicuna, lo quería chupetear y oler, y mi santo y yo desquiciados. No sabiamos ni cuanto iba a durar esa reacción, ni si la iba a superar.
Afortunadamente, esto duró día y medio.
Estamos muy contentos porque en día y medio el perro ha aprendido a que no se toca la minicuna. Ya no hace el menor atisbo de ponerse a dos patas para mirar dentro ( o intentarlo, porque no llega ). También ha aprendido a no pegar lametones al bebé y a ir con cuidado.
Además el perro pasó de dormir a ratos en nuestra habitación, a dormir en el cuarto de estar toda la noche, y se lo ha tomado estupendamente, con lo cual, estoy francamente contenta. El perro no le molesta, le huele pero no le chupa, se acerca, pero va con cuidado, y no ha tenido ningún problema en no poder entrar a dormir en nuestra habitación. Y esto ha tardado en aprenderlo poco más de día y medio. Supongo que el carácter bonachon del perro a ayudado, y nosotros también hemos tenido cuidado de hacerle mucho caso, muchos cariñitos, muchas rascaditas y algunos premios, sobre todo durante los primero días, para que no se sintiera desplazado, con lo que estamos satisfechos. Ni siquiera molesta al crio cuando está en su balancin (a ras de suelo). Solo se acerca a olisquear un poco.
Así que estamos muy contentos. Ya somos cuatro en la familia. Yo, mi santo, mi niño y mi perro.
2 comentarios:
Te voy a pedir sangre de tu fantástico chuchito para hacerle una transfusion a mi manojo de nervios.
Cuando vino la peque de Manu y Marian tuve que sacarlo porque estaba como el tuyo pero no había manera de que no fuese a por el cuco. Mira que obedece como ninguno, siempre y cuando no tenga nervios claro.
Pues no se que decirte, la verdad es que creo que hemos tenido mucha suerte con el perro. Tiene un caracter estupendo.
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