viernes, 7 de enero de 2011

Epidural en el parto

Después de mi anterior post, en el que hacía una breve reseña de cada cosa que creí más importante, aprovecho ahora 5 minutos de tranquilidad mientras el peque duerme, para ir describiendo con un poco más de detalle cada cosa.

Hoy toca sobre la epidural.

No entro en detalles de sobre cuantos centímetros has dilatado para que te la pongan, porque esto va a ojo del personal.

Lo que más miedo da: no duele cuando te la ponen, aunque impresiona un rato, más que nada por el jodido temor a lo desconocido, que hace que se te agarroten hasta las pestañas, para luego darte cuenta de que fué solo un pinchazo.

Primero te ponen un anestesico local, despues pinchan la epidural y dejan puesta una sonda minúscula para poner refuerzos más adelante. Dicha sonda es tan pequeña que no parece ni una sonda. Es como un hilito fino y que no molesta en absoluto, y llega hasta el hombro donde acaba en un chismito por el que pinchan más refuerzos. La sondita cable te la pegan a la espalda y hasta el hombro para que no se mueva con vendas pegajosas. Repito. Ni duele, ni molesta.

Solo sentí el pinchazito de la antestesia local, y luego una especie de fresquito cuando metian el anestésico o la sondita. Me avisaron de que posiblemente sentiria calambres en las piernas, y que intentara controlarlos para no arrear una patada a la matrona. No sentí calambres. Solo algo parecido por la espalda, pero muy leve.

Efecto de la anestesia epidural en mi, ojo, repito, en mi. A cada persona seguramente le afectará de forma diferente: la primera inyección de anestésico fué mano de santo. Se pasaron todos mis males, aunque tenía la duda de sentir la pierna izquierda totalmente acorchada, mientras que en la derecha lo sentia todo. No se si es normal o no.
Cuando estaba ya por los 6 centimetros de dilatación, esto es unas 5 horas despues, me dolia todo. Se me debio de pasar el efecto del primer chute y lo pasé mal. Me volvieron a chutar otra vez, pero creo que en cantidad insuficiente, porque me seguia doliendo.
A los siete de la tarde me dijeron que ibamos a cesarea y en parte fue un alivio, porque me dolia mucho y no tenia fuerzas ni de empujar ni de nada, con lo cual, creo que algo no fué del todo bien con mi epidural y no me alivió como hubiera tocado.

Por cierto, las contracciones de parto duelen como los dolores de regla, pero a lo bestia.

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