Aún estamos en la cuarentena. Esas seis semanas donde tu vida parece que se reduce a pañal caca pis caca culo bibe teta eructo glopada y poco más.
No huelo el rimmel desde el 26 de Diciembre, pero me peino todas las mañanas, de secador, aunque el crio lloré. Seré la antimadre, pero ya que no tengo unos tristes pantalones que me valgan, y haga un mes que vaya en pantalon de gimnasia, al menos llevo los pelos compuestos.
El maquillaje ni lo huelo, porque me viene justo llegar a la cena, como para encima tener que preocuparme a última hora de quitarme el maquillaje.
Lo de los pantalones es una jodienda. Me quedan 6 kilos de más, que son pocos, pero a ellos se le suma mi barriga ensanchada, y la hinchazón de la cesárea, con lo cual, los dos únicos vaqueros que me entran de piernas, me aprietan la barriga, y aunque esté hinchada e insensible, me molesta bastante, con lo que llevo desde que parí, con los pantalones de gimnasia del decathlon. ´
Podría comprarme algo en las rebajas, pero supongo que el no tener ropa válida deberia ser un aliciente para cerrar un poco la boca y aprovechar que la teta consume calorías, para bajar algún kilo, pero parece ser que mi fuerza de voluntad se fué de baja maternal, y adelgazar no adelgazo. No se si considero un triunfo no haber engordado con lo que estoy comiendo.
Y a parte de eso, aunque estamos en cuarentena, y las maniobras orquestales en la oscuridad están prohibidas, nos vimos con ánimo el otro día, y más teniendo en cuenta que tengo los bajos intactos. Ventajas de la cesárea, digo yo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario