Recien nacidos: Cuando un niño nace, duerme muchas horas, pero no puede dormir seguido, sino que lo hace "a trocitos". Es decir, si nos imaginamos un círculo que represente las veinticuatro horas del día, un niño -cuando nace- duerme dos, tres o cuatro horas; a continuación se despierta, come, lo tenemos que cambiar, debemos darle afecto; después vuelve a dormirse, se despierta, vuelve a dormirse...; y así sucesivamente. Esta repetición de fases en las que está dormido-está despierto recibe el nombre de "ritmo vigilia-sueño" y cambia en los seis primeros meses.
A partir de los seis meses: Poco a poco, este ritmo se va transformando en otro tipo de sueño. Si imaginamos otro círculo, en este segundo la mitad inferior sería la noche, y la mitad de arriba sería el día. Pues bien, sabemos que, a los seis meses, el cerebro de un niño tiene capacidad para dormir seguido entre once y doce horas. Además, realiza tres siestas después de cada una de las comidas. Así, por ejemplo, si un niño come a las ocho de la mañana, a las doce del mediodía, a las cuatro de la tarde y a las ocho de la noche, realiza tres siestas después de cada una de las comidas del día, más la larga pausa nocturna. Este segundo tipo de sueño recibe el nombre de "ritmo circadiano", es decir, un ritmo que se repite cada veinticuatro horas, que es lo que hacemos los adultos.
Este cambio de ritmo, de anarquico a circadiano se produce porque maduran unas celulas del cerebro del niño que son las que regulan el ritmo circadiano, y esta maduración tarda unos seis meses en producirse. Estas células maduran gracias a información que reciben sobre la temperatura corporal (que de dia es más alta que de noche), la melatonina (que se fabrica cuando oscurece) o el cortisol (que aparece al despertarnos con la luz solar).
A parte de esa información, también colaboran el ruido diario, el silencio nocturno, las rutinas y el hábito del sueño.
Sobre la melatonina, la serotonina o las células, poco podemos influir para que esa transicion entre el ritomo anárquico al circadiano sea a su debido tiempo, pero si que podemos influir con el establecimiento de unas rutinas y hábitos de sueño, por si el niño no pasa el solo de un ritmo a otro.
Un 30% de los niños no hacen esa transicion, y continúan despertandose cada dos o tres horas pasados los 6 meses de edad o más. Esto provoca muchos problemas, ya que el niño no descansa, no deja descansar, puede tener problemas escolares e incluso de talla (la hormona del crecimiento se segrega por la noche)
Iba a segur resumiendo tan interesante artículo, que además habla de los habitos de comer y muchas otras cosas, pero es tan largo y me parece tan interesante, que me voy a comprar el libro. Se llama "Duermete niño" de Estivill, y tengo que mirar tambien el método Estivil que ha escrito junto a Montse Domenech que me parece que tambíen tiene muy buena pinta.
Ya os contaré.
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