Con 18 nudos en el estómago y el moquillo suelto.

Recuerdo que una vez, en una discusión del 15 con un cliente, este me dijo que me deseaba que me pasara lo peor en mi puta vida.

Hoy he visto demasiado de cerca que podría ser lo peor que podría pasarme.

Estábamos en la oficina, que está delante de un PAC, que para las no mallorquinas es un ambulatorio o centro de salud. Justamente hoy por la tarde el Pac estaba cerrado.

Hemos oído gritos histéricos, y al asomarnos a la ventana hemos visto llegar a un par de adultos con una niña de unos 8 años en brazos, desesperados, con la chiquilla inconsciente. Les hemos visto aporrear con total desesperación las puertas del PAC cerrado, a la madre gritar y tirarse de los pelos. Y no sabéis cuánto la he entendido y lo mal que me he sentido.

Dicen que cuando eres madre, te conviertes también en un poco madre de todos los demás niños. 

Me he imaginado a mi misma en ese estado, llegando al PAC corriendo, esperando la salvación de mi hijo inconsciente, y debe ser indescriptible la frustración y la angustia que han sentido a ver su salvación cerrada, supongo que no hay palabras para describirlo.

Desde la ventana nos hemos quedado helados contemplando la  imagen, con el corazón encogido, la mano apretada sobre el teléfono con el que he llamado al 112, y con la impotencia de quien nada puede hacer. 

Contemplando a una madre histérica, presa de la desesperación más absoluta, a los trabajadores de una obra cercana corriendo con los móviles en la mano buscando médicos, ambulancias, cualquier ayuda que fuera posible. Gritos desesperados de no respira, no respira.

Contemplando y reconcomiéndote por dentro y pensando con ojos llorosos en que no puedes hacer nada, en que te coges el móvil y llamas a tu amiga enfermera para que te diga como se hace una reanimación cardiopulmonar porque los que allí están no hacen nada. 

Los empleados de la obra, después de que alguien haya reventado la puerta del pac por si había algún sordo dentro,  sacan  una bombona de oxígeno que llevan en el camión y le ponen una máscara a la cría, y cuando estas apunto de bajarte móvil en mano para llamara otra vez al 112 y pedir que te pasen con un médico, alguien encuentra a un socorrista que inmediatamente empieza con la reanimación cardiopulmonar. Y al cabo de unos minutos aparece la ansiada ambulancia, con su médico y enfermeras salvadores, que inmediatamente han continuado con la reanimación mientras toda la plaza, ya muy concurrida, seguía con el corazón en un puño. 

Nos hemos ido de allí mientras seguían con las labores de reanimación, con un hilo de esperanza al ver que la colocaban un suerito, pero con la horrorosa angustia y duda del que será. 

Teníamos que ir a comprar al súper, pues en mi nevera solo hay zanahorias, pero no he podido entrar, le he dicho a mi santo que no se parase, que estaba muy triste y no podía entrar a hacer la compra.

El camino a casa a sido un silencio interrumpido por mis sorbetones. Hacía mucho tiempo que no me sentía tan mal, por esa mamá, por su niña, por mi, por mi niño, por los trabajadores que sacaron la mascarilla, por el que reventó la puerta del pac, por el socorrista, por los que pararon el tráfico para ayudar a la ambulancia a llegar antes. Por los nervios no contenidos, por el no saber hacer, porque le pasó a ella, y te puede pasar a ti, y a mi también.  Porque somos muy guay, porque sabemos mucho, trabajamos mogollón, tenemos un coche chachi, pero no sabemos hacer una reanimación cardiopulmonar, y si sabemos, nos faltan huevos. 

Porque mucho leer libritos de Pendergast, y mas me hubiera valido aprenderme un manual de primeros auxilios. Porque no quieres ver así a ningún niño, ni a los de los demás, ni al tuyo. 

Porque te juras y perjuras que si no encuentras otra cosa, te harás el curso de la Cruz Roja, aunque cueste un cojón y medio, que ya miraste hace años, y que ya podías tener hecho. Para tu niño. Y para los demás. 

Porque un asesor de mierda del ayuntamiento más endeudado de España, cobra más dinero por tocarse los huevos, que un médico, una enfermera, un conductor de ambulancias o un socorrista por SALVAR VIDAS.

Trabajo encomiable, mal pagado, y espero que como compensación, muy bien reconocido. 

Al llegar a casa se me ha ocurrido ver la versión online de los dos periódicos de Mallorca, y para mi sorpresa estaba la noticia, con lo que me he podido enterar de que la niña está muy grave, ingresada en Son Espases. Esta muy grave, pero al menos está. Está. ESTÁ.

Agradezco la noticia, porque no se si hubiera dormido de no haberlo sabido. 

Ahora solo queda esperar que siga estando, y se recupere pronto y bien.