Se me escurre el tiempo como si fuera arena entre los dedos de una mano. El niño acabó la semana pasada la escoleta, y esta semana empezará el cole.
Ya no le voy a ir a buscar nunca más a ese patio grande donde jugaba con sus amigos. Siempre que me veia irle a recoger, se bajaba corriendo de un triciclo, y venía corriendo, con ese correr medio descoyuntado que tiene ahora, con la cara iluminada, y gritando "maaaaaaaaaaaamiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii"
Se me escurre el tiempo como el niño, como se les escurrió a mis abuelos conmigo, con los que hice toda la EBG, que ahora sería desde los 6 hasta los 13 años. Que ya son.
Mi niño empieza ahora otra etapa, durante la cual también iré a buscarle al cole. Que también me dejará momentos para el recuerdo como la etapa que se acaba de ir. Y que se me escurrirá de las manos con la misma rapidez.
Y supongo que algún día cuando sea vieja, me sentaré delante de la entrada del cole donde habrá estudiado el niño y recordaré con nostalgia cuando le veía salir corriendo del colegio buscándome. Y miraré tanto entre los niños que veré en el futuro, que de tanto mirar, a veces hasta le veré a el.
Como hace mi abuelo ahora. Que si mira mucho, hasta me ve.
3 comentarios:
Si Dios quiere, te sentarás, sí, de vieja a la puerta del cole.
Pero a esperar a tus nietos!!!!
Besos
Cierto es que se nos escurren entre las manos, por eso hay que disfrutar cada segundo con ellos, porque esos recuerdos se quedarán siempre. En el cole de mi niño los de educación infantil estaban en otro edificio, se supone que no pasaban al grande hasta primaria pero han pasado un año antes por falta de espacio... Hoy he vuelto al edificio antiguo y, a pesar que solo han pasado 3 meses desde su último día de clase allí, me sentía extraña y fuera de lugar. Es inevitable, los niños tienen que crecer.
Pues eso espero. vieja y chuchurria, pero feliz, delante de la puerta del cole de los nietos!!
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