martes, 30 de septiembre de 2014

El verano y la vuelta al cole.

La vuelta al cole no ha sido tal ya que el niño se ha pasado el verano en la escuela de verano de su mismo cole.
Es lo que hay. Nosotros tenemos que trabajar, y mi suegra ya carga con dos sobrinos todo el verano. No tengo tanto morro como para empaquetarle a uno más, que ya son muchos años los que tiene, y los niños, aunque diga que no, dan mucho curro.
Además, los nietos están para disfrutarlos, no para criarlos, siempre que no sea por causas de fuerza mayor. Y como nos hemos podído organizar (y pagar), el niño ha ido al cole de verano de 9 a 3 y media, y por las tardes ha estado con su padre o conmigo. Es decir, lo mismo que hacemos el resto del año.

Y la verdad es que estamos muy contentos con la experiencia. El niño se lo ha pasado muy bien, ha mantenido sus rutinas, no se ha aburrido, ni se le ha hecho largo, ni a nosotros tampoco, que hay muchos días de verano. De hecho hemos mantenido hasta las clases de natación.

A mi me ha parecido una buena forma de llenar los largos días de verano, ha ido al cole a jugar, a la piscina a nadar, ha habido ratos de ocio, creo que ha habido de todo, y ha estado muy bien. De hecho, este verano ha aprendido a nadar, con tres años y medio.

El cole de verano ha sido el cole de jugar. Las actividades que han realizado han sido lúdicas. Juegos de agua, refuerzo de inglés en versión diver, con canciones y juegos, deportes, teatro, cosas así.

Los principios fueron un poco trabajosos. La profe que tuvieron los primeros días la verdad es que tenía la misma gracia que una maceta mustia, y el niño al principio no quería ir. Esto duro dos semanas. Cuando vio que se lo pasaba bomba, pasó de entrar llorando a entrar corriendo.

Yo recuerdo mis veranos, y la palabra definitoria para ellos podría ser la de "aburrimiento". Tuve la suerte de criarme con mis abuelos, lo que tuvo muchísimas cosas buenas para mi. Pero también tuvo algunas malas. Y una de ellas fué la falta de actividad deportiva, o de actividades, en general. Los veranos, a parte de un viaje más o menos largo para ver a mis padres, era básicamente aburridos.

Las diversiones disponibles eran los amigos de la calle, cuando aún se podía jugar en la calle, y madre mía que recuerdos. Pero cuando los amigos de la calle se iban de vacaciones, o no había nadie disponible para jugar, como alternativas había 1 solo canal de televisión, y juegos/libros/pinturas en casa.

No tenía hermanos, y ya me lo decía otra hija única de mi quinta. Los hijos únicos leiamos muchisimo. Los libros de los cinco, nos los habiamos leido cada uno como cinco veces. Amén de las gemelas O' Sullivan creo recordar y algúnos más de la época que no recuerdo. 

Así que una vez leida por quinta vez la aventura de los cinco en la playa, una vez pintado, pegado, recortado, cosido y jugado con todo lo disponible durante una semana, el resto de semanas de verano se hacían algo largas.

Mis abuelos no erán de salir. A ningún sitio. Ni a comer por ahi, ni de excursión, ni nada. Así que pocas opciones había.

Ahora lo recuerdo, y haciendo memoria, defino mis veranos de niña como tranquilos (aburridos), reposados (aburridos), relajados (aburridos).

Era otra época, en la que ni de lejos se hacían tantas cosas como ahora, no había coles de verano, ni tanta oferta lúdica como la que hay ahora. Quizás era porque había menos necesidad de ello. Muchas madres no trabajaban fuera de casa, no había la necesidad de colocar a los niños. Y también, porque no, se vivia con menos dinero. Todas esas cosas cuestan pelas. Muchas.
Pero a parte de eso también fueron otras circunstancias. A parte de si habia más o menos oferta de ocio para los niños en verano, la vida con los abuelos era aburrida, determinada por su propia inactividad.
Son los padres o cuidadores o tutores los que determinan la vida del niño, y en ese caso la mia estaba influida por quien me cuidaba.
Así que no habia excursiones, ni deportes, ni salidas a comer fuera, ni cosas de esas.

Con lo cual, para mi la vuelta al cole era algo deseadisimo. Un acontecimiento. El día anterior creo que ni dormía.

Y para mi hijo ha sido un día más. Y para mi como madre también.

El ha seguido yendo al cole, lo que ahora ya no va al cole de jugar, va al cole de aprender muchas cosas para poder hacer tal y cual, explicado de una manera muy simplista: Hemos vivido un verano muy activo, por el que yo hubiera matado de pequeña de haber sabido que existia. Y la vuelta al cole ha sido un paseo  en comparación a lo que supuso el año pasado.

El año pasado recuerdo ducharme antes de salir de casa, y necesitar una ducha después de haber dejado al niño en el cole. Para las que quieran hacer memoria, el relato de como dejar a tu hijo en el cole y casi cascarla en el intento está aqui.
Fué horroroso.
Y este año está siendo todo lo contrario.
Entra solito, y contento, que es lo más importante.
Cuando puedo asomo la cabeza a hurtadillas por una de las ventanas que dan al pasillo donde cuelgan sus mochilas, y le veo colgar sus cosas como un chico grande y entrar solito y bien a la clase.
Con lo que nos costó el año pasado, y lo fácil que es ahora.





2 comentarios:

Mamá en Bulgaria dijo...

Es un alivio que vayan contentos al colegio.. Ya que tienen que ir, al menos que no lo pasen mal, y así las madres tampoco.

Marela dijo...

Me encanta tu blog, aunque no he comentado nunca, porque tienes una visión de la crianza parecida a la que yo intento. Os he nominado a los Liebster Awards y no sabía otra forma de avisaros, ya que no he encontrado twitter tuyo. Si te apetece participar… https://mimamaeslaleche.wordpress.com/2014/12/04/liebster-awards-y-los-nominados-son/

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