martes, 29 de marzo de 2011

¿Qué me pongo para el bautizo de mi niño?

Fue horribilis. Creo que nunca en mi vida me había probado tanta ropa, y nunca había salido del probador tan cabreada. Y eso que normalmente no suelo salir contenta.
Me fuí al Corte Inglés en busca de algo decente que ponerme para el bautizo del niño, con la firme intención de salir de allí con algo. Vaya, que iba a comprar. Que tenía que salir de alli con algo puesto, ya que a pesar de no estar tan gorda como en épocas más esplendorosas, la ropa que tengo no me vale, y es que el cuerpo se queda como con una forma picasiana despues de haber pasado por un embarazo.

Y descubrí que como premio me he quedado con una talla ¿50?

Pero que espanto!! No sabía que me habian crecido tanto las tetas. Y además, los vaqueros que me compré en C&A no son una 50!!! A ver si unificamos tallas, señores. Que para la moral de una no es lo mismo salir del probador con una 48 que con una 50!!

Menos mal que una es prima lejana de Tachenco, y una 48 50 en mi metrosetenta se puede mirar. De lado, no te jode. Si es que no se consuela quien no quiere.

Bueno. La odisea del Corte Inglés fué memorable. Me probé todo lo que pude, todo lo que pude y que creia que me iba a entrar. Porque las cosas bonitas de la plana joven para niñas delgaditas, ni las olí. Pero resulta que en la planta de señoras hay camisas que solo llegan hasta la 48, y que no están cortadas para mamás en fase de lactancia, ni para barrigas post parto.

Cuando ya estaba con un cabreo de tres pares, pensando en que ya apañaría algo de lo que tengo en casa para ir al bautizo hecha unos zorros, se me apareció la virgen. O mejor dicho. Una dependienta que me debió ver la cara (o los pantalones de premamá que aún llevaba), y que me buscó unos pantalones de vestir dignos, de cintura baja, que no me sacaran un botijo de ombligo para abajo, y una camisa bonita, aunque de talla 50 en la que quepo.

Más la promesa de no volver a probar un McFlurry hasta volver a la 44 de hace no tanto tiempo. Pero como ya se sabe... la carne es débil.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me siento igual, yo ni en sueños pense que un dia me iban a crecer las tetas, que deberia ser cosa de gran alegria, pero al ver que no entro en mis blusas no se si reir o llorar!

Saludos desde Mexico, me han encantado tus historias :)

yo dijo...

Ua, que lejos! Muchas gracias !

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