El sábado tuvimos que volver a Urgencias por una tos incesante del niño. Y cuando digo incesante, es eso. Sin cesar. Ni ún solo mínuto de descanso en todo el día. Constante, continua, sin fin. Irritante. Irascible. De los nevios. Sin dormir.
Al final de la tarde, y con sibilancias incluidas, nos vamos a Urgencias. La pediatra de turno me da un ventolín para la fatiga del niño y yo le pido un jarabe para la tos. Me dice que con el ventolín le basta.
Los cojones.
Le chutan tres puffs de ventolin en urgencias y de camino a casa la tos incesante continua sin dar tregua ni un puto kilómetro. El niño sin haber dormido en todo el día por la tos se queda dormido en la sillita del coche de agotamiento puro, y aún así sigue tosiendo. Y no creyéndome yo que el ventolín le quitaría la tos, le digo al santo que si le parece bien nos paramos en el Pac, que tiene un médico de familia de guardía, a ver que nos dice.
Nos paramos y vamos a ver al médico, a ver que dice una segunda opinión. Pues este resulta que no nos da ventolín, y si nos da un jarabe para la tos seca, que gracias a Diós se la acabó calmando algo, y aunque yo no dormí nada, el niño entre tosida y tosida, pudo descansar un poco.
No se que habríamos hecho sin ese jarabe, pero me imagino que pasarlas muy putas los tres.
No se que problema tienen algunos pediatras en dar jarabes para la tos, cuando está comprobado que servir sirven.
Ahora la que tiene una tos de perro viejuno soy yo, que no se me pasa ni con jarabe de codeina. Asco de virus!