No soy una super mamá, pero.. viva yo!!

Leia hoy el blog de "Una mamá encantada" y el post me ha dado para una reflexión. Ni soy una super madre, ni pretendo serlo, ni me importa no serlo.

Seguramente sea una mamá desastrosa como pocas. Soy desordenada. En mi casa no se limpian los cristales más que cuando me da vergüenza, y creedme, tengo muy poca. Tampoco se plancha, afortunadamente ni mi marido ni yo tenemos que ir planchados a trabajar. La ropa se sabe cuando se tiende, pero no cuando se recoge, y muchas veces acaba en el sofá haciendo montaña hasta que le llega el turno de ser transportada al armario.

La poca cristalería que tengo no brilla, la mesa de mi comedor nunca está de revista, sino llena de trastos. Los manteles de la cena suelen quedarse hasta el desayuno del día siguiente. Y la escalera que da a la terraza suele hacer las veces de estantería.

A veces me da rabia que la ropa se quede tiesa y el suavizante se evapore ante el sol. Seguramente podría hacerlo mejor. Podría recoger la ropa cuando toca, limpiar el polvo más a menudo, tener los cristales limpios y el salón ordenado. Limpiar los rodapiés con un trapo. Ordenar los flecos de las alfombras.

Pero no doy.
O soy vaga.
O simplemente, prefiero hacer otras cosas, como escribir aqui.

No puedo trabajar, cuidar del crio, de la casa, y tenerlo todo en perfecto estado de revista. No puedo, y además, no me da la gana.

Ahora podría estar recogiendo cuatro cosas, pero si lo hago, pierdo el poco tiempo ocioso que me queda del dia. Y como no voy a ser más feliz por tener los cristales más limpios, la ropa más ordenada, y el cuarto más recogido, pues ahí se queda, y se hace cuando se puede. En cambio si que voy a ser más feliz descansando un poco, teniendo un poco de tiempo para mi, jugando algo más con mi hijo, leyendo algo..

Hay cosas que no se me pasan, como tener el baño y la cocina limpia, y el suelo limpio, sobre todo con un iño mopa.  Las sábanas y las toallas mudadas, y las cosas que a mi me parecen imprescindibles. Pero hay cosas que para mi no lo son, y si lo son, no abarco, asi que ahí se quedan. Soy una maruja nefasta. Lo siento.

Y además, si mi marido, y en general los hombres, pueden ser felices haciendo eso exactamente, pues yo también. Yo también he aprendido.

Hay mujeres polillas, cariñosamente hablando, a las que admiro, que siempre tienen sus casas en perfecto estado de revista, que se levantan pronto para planchar, que todo lo tienen limpio, ordenado y curioso. Me dan envidia. Pero yo no soy así. Es lo que hay.

A veces me gustaria ser como mi tía, una maruja, una super mamá, una mamá osa de casa impoluta, cocina fabulosa, y manos grandes y amorosas, que abrazan y mecen y preparan meriendas de vuelta de cole. Que te tiene las zapatillas de estar por casa (de pana, of course) preparadas, el pijama limpio, y te pasa revista a los deberes después de haberte dado la cena calentita y casera en una cocina en la que se vive. Pedazo de madre han disfrutado mis primas.

Pero yo me quedo en una casa tirando al desastrillo, cocina aceptable, y lo demás está por ver.