jueves, 7 de julio de 2011

Pobres niños pobres

Tengo la suerte o la desgracia de tener la oficina en una plaza que hace muchos años fue referente a nivel europeo de la marcha nocturna más selecta. Donde actores de renombre mundial pasaban la tarde bebiendo cócteles a precios astronómicos,  donde una plaza ahora regada de chusma y borrachucios antes paseaba a la crem de la crem.

Donde hace muchos años Errol Flynn o Sara Montiel se dejaban los cuartos en concurridas terrazas de gente bien, ahora hay dos bancos de piedra, que cada tarde no lluviosa, dan asiento a unos cuantos vagos y maleantes a los que aquella perdida ley no les vendría mal.

Lo que me toca la fibra es que entre esa chusmaza sucia y guarra, de litrona por merienda y escupitajo-gapo sonoro-indiscreto, se sienta una madre poligonera, barriobajera como pocas, que no contenta con perder el tiempo allí, se lleva a sus tres retoños que tienen entre 8 y 2 años, para que pasen la tarde rodeados de las joyas anteriormente descritas.

El mediano, de unos cinco años, llora y berrea y patalea por motivo desconocido mientras dos marranos que le rodean se trincan la litrona, la acompañan de un par de gritos y un par de gapos, y la madre fuma y fuma con sus posaderas bien asentadas en el banco.

Y me da mucha pena, porque el niño seguramente vea como algo normal hacer el guarro a las seis de la tarde. O mejor dicho, verá normal ir hecho un guarro como van los que le rodean. Eructar, gritar en la calle, beber cerveza, decir tacos y fumar.

Me da mucha lástima porque imagino para mi niño y los demás una infancia de juegos en un parque o en un jardin, con globos de agua, zapatillas victoria de colores, risas y correteos, winnies the poohs y caramelos. Deberes con mamá y merienda en casa o en el jardín, bañito calentito, cena, un pijama limpio que huela a colada recién hecha, y a dormir con un cuento. Me imagino una infancia feliz y alegre.

Y lo que tiene este niño son tardes en una plaza gris, rodeado de gente gris, humos grises, broncas, gritos, eructos, gapos, y demás lindezas de la españa más poligonera que se pueda encontrar.

Pobres niños pobres.

5 comentarios:

Tita dijo...

Lo transmites muy bien y me da mucha pena. Hace años vi a unas niñas así, en una plaza gris, entre gente gris...a los pocos, poquitos años, fueron madres adolescentes. Y sus hijas juegan ahora, sueltas, sin control, y hasta en pijama a veces en la calle solas ¡en esta época!

Ainssssss

Koki dijo...

A mí se me cayó el alma a los pies de manera parecida hace unos años, en el campamento de un festival de música. Se acercó a nuestra tienda un enjambre de niños diminutos, de pelo rubio casi blanco y ojos negros (y pies más negros aún). Revoloteaban a nuestro alrededor tratando de sacarnos los móviles de los bolsillos. En la tienda de campaña de sus padres tenían montado un tenderete donde vendían galletas hechas con marihuana. Los críos parecían auténticos salvajes. Yo también me los imaginé con una infancia alternativa a la suya, en la guardería haciendo bolitas de plastilina o algo.

A pesar de lo amargo del tema del post, me encanta cómo describes la infancia feliz, sobre todo el baño y el pijama calentito que huele a colada recién hecha. Me trae recuerdos muy felices de cuando era pequeña :)

Anónimo dijo...

es una verdadera pena, a mi eso me toca mucho la moral, porque son esos niños a los que les enseñan eso, los que de mayores en el colegio acosan escolarmente a los más favorecidos que él en cuanto a infancia vivida y educación recibida.

A mi, en el colegio, cuando yo tenía 11 años me acosaron escolarmente dos gitanas y uno cuyos padres se pasaban el dia en una zona donde había drogadicción, compra-venta y consumo allí mismo, al lado del colegio.

Lo pasé muy mal, porque me amargaron la vida y las palizas eran diarias, ahora que soy madre, me imagino que si sus padres hubieran sido de otra manera esas personas no hubieran tenido tanta maldad con los demás niños.

Nunca se sabe cómo serán tus hijos de mayores, pero pasarse una tarde fumando y rodeando a algo tan querido como tus hijos de gentuza no es lo mejor que se le puede dar a tu hijo y probablemente luego sea más propenso a hacer este tipo de cosas en el colegio, si es lo que han visto desde chiquititos!

en fin, yo procuraré darle a mi hijo siempre lo mejor, y lo que cuentas es lo que debería tener cada niño, una infancia feliz, has descrito justamente la idea que tengo yo, parque, pijama oliendo a suavizante, muñecos, globos...es muy bonito lo que has dicho, ojalá todos pensaran igual.

besazos

yo dijo...

Gracias a las tres por vuestros comentarios.
El tiempo supongo que luego nos irá marcando las pautas y dando el conocimiento necesario, (espero), para educar a nuestros hijos y prepararlos para compartir vida con los hijos de la gente gris.

Anónimo dijo...

Ya lo dice el refrán: Dios da pan a los que no tienen dientes...
Un beso guapa.
Conxi

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